Nicolás Shea, fundador de Cumplo.cl, dice que la industria de capital colaborativo debe regularse como un sector tecnológico.
La industria del crowdfunding, o capital colaborativo, salió al paso de los cuestionamientos de la banca, luego de que el Banco Central planteara que es necesario regular esta actividad, ante lo cual algunas entidades como Banco de Chile y Scotiabank señalaron que esas plataformas colectivas de levantamiento de fondos son “informales” y riesgosas.
Nicolás Shea, fundador de Cumplo.cl (la mayor plataforma de financiamiento colectivo de América Latina, según se presentan), dijo que “uno de los problemas más graves de la economía chilena es que el costo de financiamiento de las Pymes es uno de los que está más lejos, a nivel mundial, de su punto de equilibrio según la OC-DE”.
Agregó que “con los costos de capital actuales, las Pymes no pueden desarrollarse”.
Así, Shea cuestionó las críticas de la banca, señalando que gracias a la tecnología —que están reduciendo los costos operacionales— “han surgido los crowdfunding, que permiten que personas interconectadas puedan tomar decisiones de inversión eficientes”.
“Nuestro negocio es tecnológico y no financiero. La tecnología nos permite poner en contacto a quienes tienen capital con quienes necesitan financiamiento” y, por lo tanto, “estamos a favor de una regulación, pero lo que el sector requiere es que se le norme desde el punto de vista tecnológico y no como actividad financiera”.
“En Chile, el padre del crowdfunding es don Francisco con la Teletón, donde diversos medios de comunicación se unen para recaudar fondos para una causa y a nadie se le ocurriría decir que por eso la Teletón debe ser regulada por la Superintendencia de Bancos o el Banco Central”, aseguró Shea.
Por ejemplo, dijo, gracias al crowdfunding las Pymes han logrado reducir sus costos financieros en un tercio (de 30% a 20% anual) y los inversionistas han elevado sus retornos de 4% a 11%, “con un claro beneficio para ambas partes” y con un riesgo inferior al 1%.
Por ello, Shea señaló que, por el contrario de lo que piensan los bancos “en Chile cualquier persona puede prestar dinero, mientras cumpla con la tasa máxima convencional y pague los impuestos, y no hay que confundir actividad no regulada con informal”.
La Segunda.