“En una de mis primeras clases de economía en la Universidad Católica me enseñaron que el crecimiento económico es una función que se explica por varias variables, pero dos en particular, el retorno del trabajo (salario) y del capital, es decir Crecimiento económico = f (w, k). De hecho, el Producto Interno Bruto de Chile lo explican ambas variables casi en igual magnitud.
El salario está determinado por la productividad y ésta, a su vez, por la educación. No es casualidad, por lo tanto, que la productividad acapare tanta atención en las discusiones de políticas públicas y la educación haya prácticamente monopolizado la agenda social, pues todos entendemos el impacto de ambas en la prosperidad nacional y el ingreso personal. Por el lado del capital, éste depende fuertemente de dos variables: el acceso (posibilidad de obtener el capital) y el costo (tasa de interés).
No es de sorprender que la sociedad esté tan consciente de la importancia de brindar una buena educación y nivelar el acceso justo para todos. Lo que sí llama poderosamente la atención, es que las demandas por bajar los costos de capital no estén igualmente presentes ni tengan la misma urgencia en el debate nacional, teniendo potencial equivalente en la prosperidad de los ciudadanos. La única explicación es que como sociedad no creamos posible alterar los costos de capital y, por lo tanto, las consideremos como variables dadas.
Esto quizás era razonable de suponer antes de internet y el desarrollo de las redes sociales, pero asumir hoy que el capital se mantendrá inalterado es no tener conciencia ni entender la gran revolución en curso de las Fintech (Financial Technologies) o empresas tecnológicas aplicadas a la industria financiera. Para mencionar algunos ejemplos, cuesta imaginar qué sucederá cuando las monedas sean sustituidas por innovaciones como el bitcoin; las transacciones quedarán registradas en el blockchain, sin la necesidad de la aprobación de un tercero; Dicom deberá competir con plataformas como Destácame y Lenddo, Webpay con Khippu y Google Wallet, Transbank con Multicaja y Apple; y las personas se endeudarán y ahorrarán directamente en plataformas como Cumplo.
Cumplo es una comunidad online abierta de más de 3.300 inversionistas, quienes de manera colaborativa financian a pequeñas y medianas empresas en crecimiento. Somos un des-intermediador financiero, es decir, facilitamos el encuentro entre inversionistas y solicitantes de préstamos, proveyendo la información suficiente para que ellos acuerden condiciones de crédito de manera directa. Una vez formado el consentimiento entre las partes, Cumplo hace la recaudación y cobranza de los créditos.
Hace cinco años nos decían que era imposible que este modelo funcionara, porque los chilenos somos “tímidos, desconfiados y chantas”. No nos atreveríamos a pedir dinero públicamente, tampoco a prestarle a alguien que conociéramos a través de internet, y en el improbable caso de que ambas cosas sucedieran, nadie iba a pagar sus obligaciones y Cumplo desaparecería. En estos cinco años, más de 650 PyMEs se han financiado a través de la plataforma, estamos a punto de alcanzar los $100.000 millones financiados históricamente y somos la plataforma de financiamiento colaborativo más grande de América Latina. Pero el camino recién comienza, ya que nuestro sueño es bajar a la mitad el costo financiero de las PyMEs (del 30% al 15%), duplicar el retorno al ahorro de nuestros inversionistas (del 4% al 8%) y contribuir al crecimiento del peso relativo de la pequeña y mediana empresa en nuestra economía.
Nuestro llamado es a que todos se involucren y lo asumamos como un desafío colectivo, ya que si lo anterior ocurre, podremos decir con orgullo que el éxito económico sólo depende del mérito, riesgo y esfuerzo, característica fundamental de un país verdaderamente justo y desarrollado”.
Nicolás Shea
Fundador y Presidente de Cumplo