9/Dec/2014 Volver
Chile tiene la mayor cantidad de empresas B per cápita del mundo
Hace siete meses, la cantidad de compañías chilenas que se habían certificado como B era de 50. Hoy el número llega a 65 y han convertido al país en el tercero con la mayor cantidad de este tipo de empresas que buscan generar beneficios sociales y ambientales, detrás de EE.UU. (785) y Canadá (123).
Si bien esa cifra ya es un logro, si los datos se cotejan con la cantidad de habitantes, Chile se ubica como el que tiene más empresas B per cápita en el mundo, con una tasa de 3,69 compañías por cada millón de habitantes, seguido por Canadá con 3,50 por cada millón de habitantes y por Estados Unidos, con 2,48. “El crecimiento de las empresas B en Chile ha sido casi exponencial y, mientras más conocimiento hay sobre el tema, mayor interés se genera”, comenta Juan Pablo Larenas, director ejecutivo de Sistema B, quien agrega que este auge se ha dado, en parte, por las mismas firmas que están invitando a otras a unirse al movimiento.
El principal foco de estas firmas es generar impactos positivos, y, para lograrlo, deben cumplir con altos estándares de desempeño que quedan en evidencia en el proceso de evaluación para certificarse. Además, se comprometen legalmente a cumplir con los impactos positivos, realizando cambios de estatutos.
En Chile, la primera empresa en certificarse como B fue TriCiclos, en 2012, y tras ella siguieron otras, tales como Cumplo, Broota o la agencia Armstrong y Asociados. Este año, en tanto, se sumaron otros Hora Salud, el servicio por SMS para pedir hora en consultorios sin necesidad de hacer fila; y Lumni, el fondo de inversión basado en dar acceso a la educación superior a jóvenes vulnerables.
Liliana Manns, gerenta general de esta última compañía, cuenta que cuando supieron de la certificación no dudaron en sumarse a ella, ya que se sintieron totalmente representados por los valores. “Somos una empresa que tiene un fin claro social, pero también económico. Además, Lumni, al administrar fondos de inversión de capital humano (fondo de impacto), también busca a través de estos un fin social y económico. De hecho, los inversionistas de Lumni son inversionistas sociales”, explica.
Pese a que muchos podrían creer que solo empresas poco tradicionales o que nacieron para fines ecológicos se certifican como B, la realidad muestra otra cosa. Un ejemplo es la constructora LD, que con 26 años de experiencia en el mercado chileno se ha especializado en edificios de salud y educacionales. “Cuando conocimos lo que eran las empresas B y el compromiso que debían tomar, la verdad nos pareció muy alineado a nuestros principios y valores. Eso sí, nos parecía muy difícil para una empresa de nuestro tamaño y que, además, pertenecía a un rubro tradicional como es la construcción”, recuerda Miguel Luis Lagos, gerente general de la compañía.
El ejecutivo comenta que una de las cosas que más le interesó del Sistema B es que no se oponen a que las firmas ganen dinero -“al contrario”, agrega-, sino que lo que importa es la forma en la que ese dinero es conseguido. “Entendemos que cada proyecto de construcción nos da la oportunidad de reunir un grupo importante de personas a las cuales podemos entregar oportunidades para su desarrollo. Para eso estamos trabajando en transformar corazones, es decir, sensibilizar a nuestros profesionales, técnicos y administrativos en estos temas, de modo que los trabajadores sean vistos no como un recurso, sino que como personas que son fundamentales en nuestro proceso productivo”, explica.
Los beneficios
Como la idea del sistema B es que sus miembros sean los más exitosos posibles, al ser certificadas las compañías también tienen la oportunidad de ingresar a una comunidad de más de 1.200 empresas en 37 países del mundo, accediendo a redes comerciales internacionales en más de 80 industrias. “Al ser Empresa B, las compañías acceden a una red de más 70 inversionistas del mundo, que evalúan sus inversiones según los estándares de esta certificación, y acceden a oportunidades comerciales con grandes firmas en sus mercados, que quieren ‘volverse más B’ a través de incorporarlos como proveedores y/o aliados comerciales”, dice Juan Pablo Larenas.
Asimismo, explica que cuando el sello B sea más masivo, el beneficio de posicionamiento va a ser aún más poderoso, “pues no es solo un buen márketing el que puede abrir nuevos mercados y fidelizar clientes, es más poderoso cuando este buen márketing es respaldado por acciones”.
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