3/May/2013 Volver
Hace un año nació en Chile la primera plataforma virtual de créditos entre personas. Ya llevan más de 2 mil millones de pesos transados y una red de 17 mil usuarios. Este niño promete, dicen sus padres.
Los emprendedores, casi por definición, tienen que ser inquietos. Y aunque en Chile –en buena hora– cada día hay más inquietos, hay uno que gana por lejos: Nicolás Shea.
Después de pasar por varias aulas y pegas, mayoritariamente ligadas al servicio público, Shea convenció al entonces ministro de Economía Juan Andrés Fontaine de que Chile podía convertirse en el polo latinoamericano de la innovación, y fundó Start Up Chile. Luego, para empoderar a sus pares creó la Asech (Asociación de emprendedores de Chile). Y mientras ambas creaciones hoy tienen vida propia, Shea está concentrado en uno de sus más ambiciosos proyectos:
Cumplo, una plaza virtual donde personas y empresas que solicitan créditos se encuentran con inversionistas dispuestos a financiar sus planes. Y, obviamente, a tasas más bajas que las ofrecidas por los bancos y las instituciones financieras.
Inspirado en el sitio Prosper.com, Cumplo es lo más parecido a un remate virtual, pero de plata. ¿Cómo? Tal cual. La gracia del asunto es que la persona solicita financiamiento –explicando para qué quiere la plata– y detalla en qué condiciones está dispuesto a endeudarse. Es decir, a pagar el préstamo. Los inversionistas, por su parte, vitrinean en la plataforma a los distintos solicitantes y eligen el que más les convenga. Pero como todos los juegos, aquí también hay reglas: la persona que pide la plata no puede tener deudas en Dicom, tiene que ser empleado dependiente con un sueldo de 400 mil pesos o más, ser mayor de 25 años, el pago de cuotas se hace vía descuento por planilla y el valor de la cuota no puede superar el 15% de la renta bruta mensual. “Tener deuda no es malo”, explican. El problema es cuando hay mora, por eso quien quiera acceder a Cumplo, primero debe tener sus papeles limpios.
¿Cuál es el negocio de Cumplo? Ellos cobran una tarifa al inversionista y otra al solicitante. Es decir, operan como conexión entre dos intereses. ¿Qué pasa después? “No tenemos responsabilidad en que se cumpla el acuerdo, sólo proveemos información al sistema. Ofrecemos un punto de encuentro y verificamos ciertos datos de la persona que se va a endeudar”, explican.
El Peer-to-peer lending (P2P) es una alternativa de crédito para personas y pymes que ha agarrado vuelo en el mundo entero. Estados Unidos y algunos países de Europa son pioneros en estas lides: partieron hace una década y el año pasado –según un estudio de massolution.com–, el crowdfounding (financiamiento colectivo) levantó un total de 1,2 billones de dólares en el mundo.
En otros países como México –donde funciona la “tanda” (un sistema de préstamos entre vecinos)– son las autoridades y las mismas entidades financieras las que promueven los créditos persona a persona. En Chile en cambio, Cumplo no ha tenido el camino pavimentado. De partida, la Superintendencia de Bancos (Sbif) los denunció a la Fiscalía Regional Metropolitana por infringir la Ley General de Bancos al captar dinero sin tener la licencia para ello (ver recuadro).
Pero Shea no bajó los brazos. Todo lo contrario: junto a su equipo celebran el primer año de Cumplo con más de 2 mil millones de pesos transados y 17 mil usuarios. En total, se han financiado 166 créditos a través de la plataforma y se han concretado 1.428 inversiones. “Y lo mejor de todo es que las tasas de interés promedio están en un 21% para las personas y en un 14% para las pymes”, comentan orgullosos.
En su oficina de Providencia, recuerdan cómo partieron. Hace unos años, una persona que trabajaba con Shea le comentó que debía 16 veces su sueldo. “No puede ser”, repetía este ingeniero comercial mientras analizaba las tasas de endeudamiento de los chilenos. “En el caso de créditos de consumo inferiores a 200 UF, ésta es más de un 50%”, dice preocupado.
Partieron con una plataforma para refinanciar los créditos a personas, pero al poco tiempo sumaron a las pymes, las que “hoy pagan una tasa de 40%, lo que significa que tienen el freno de mano puesto”, explica Shea. El gerente comercial de Cumplo, Felipe Lyon, agrega: “hoy las empresas están recurriendo al factoring por temas de IVA o caja, lo que se traduce en que finalmente trabajan para pagar el financiamiento y eso, a la larga, mata a las pymes”.
La primera empresa en solicitar un crédito fue GrowMe, el emprendimiento del matrimonio Uribe González que fabrica camas que crecen con los niños. A principios de 2012 decidieron agrandar su negocio y requirieron una inversión de 8 millones de pesos. Subieron la solicitud a Cumplo especificando que estaban dispuestos a pagar un 15% anual a los inversionistas interesados. A los pocos días no sólo habían conseguido a los prestamistas, sino que la demanda por financiarlos fue mayor, por lo que la tasa de cierre fue de 14%. El monto requerido fue recaudado entre 8 inversionistas.
“La cultura bancaria, al menos para clientes como nosotros, se fundamenta en el resguardo y la constatación de capacidad de pago, no en la confianza”, explica en la web Jorge Uribe, creador de GrowMe.
Mientras más sincero, más posibilidades de conseguir dinero. Eso sí, en Cumplo no juzgan quién merece ser financiado y quién no. Una vez más, la voz la tienen los usuarios. “Si pides plata para comprarte un auto, ojalá no te compres en vez una cartera Louis Vuitton. Hemos notado que los créditos más burdos se financian más rápido que los humanitarios. Por ejemplo, en el caso de enfermedades, el inversionista no sabe cuánto podrá durar y si el prestamista será capaz de pagar”, reconocen.
A mayor riesgo, mayor retorno. Así opera este método calificado como “un nuevo sistema de ahorro” o “un remate a la baja”, donde todos –si las cosas salen bien– ganan. “La rentabilidad promedio de Cumplo es de un 16,7%. Si tú quieres tomar un depósito a plazo en un banco te ofrecerán un 3%, aquí te damos un 17%”, comenta Shea.
A estas alturas, Shea y compañía están convertidos en una especie de rockstars. Se pasan de los matinales a las radios. Viajan dentro y fuera de Chile explicando las claves de Cumplo, calificada como una de las “empresas B”, que son aquellas que buscan generar retornos sociales además de utilidades. Vienen llegando de Concepción para luego tomar un avión al Emerging Markets Summit, donde fueron invitados por la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago para exponer su modelo.
Las cifras que maneja Shea son, a lo menos, sorprendentes: “En Chile las colocaciones de crédito de consumo son como 30 mil millones de dólares. Si nosotros dijéramos que la tasa de interés promedio para las personas está corrida un 10%, con un ejercicio simple podrías decir que hoy los chilenos, en cuanto a créditos personales, están pagando 3 mil millones de dólares de más al año”.
“Lo más interesante es que la gente paga. La tasa de incobrabilidad de Cumplo es de un 0,89% frente al 9,5% de la banca. La tasa a la que están endeudadas muchas personas en el sistema tradicional no corresponde a su riesgo personal. En Estados Unidos, tu puntaje crediticio está asociado a ti, no a tu grupo social o si vives en tal o cual lugar. En Chile priorizan tu perfil más que si pagas o no”, critica Lyon.
Además de los beneficios que detallan, sus fundadores ven otro plus detrás de Cumplo: “Este tipo de metodología permite independizarse de las crisis internacionales porque estás literalmente impulsando la economía con la misma gente. Lo que hemos visto en Cumplo es que hoy existe montón de liquidez. No es un problema de plata sino que de oportunidades”, advierten.
Y así, buscando las oportunidades, es que hoy tienen en su retina la idea de convertirse en la principal red latinoamericana de créditos entre personas. En el segundo semestre de este año –o a más tardar a principios del próximo– pretenden instalarse con oficinas en Perú, Colombia y México. Para ello están estudiando las regulaciones de cada país y utilizar la mejor estrategia para crecer regionalmente.
Eso, si las proyecciones se cumplen.
En octubre pasado, The Economist publicó un artículo en el que cuestionaba la dicotomía por la que Chile estaba pasando: por un lado, el país quiere convertirse en el hub regional de la innovación, pero, por otro, se incomoda porque hay un emprendedor que desarrolla peer-to-peer lending, algo que en el mundo existe hace 10 años. El semanario británico se refería a Nicolás Shea y su empresa. “El gobierno chileno quiere que el país sea el paraíso para los emprendedores, pero está haciendo a un emprendimiento pasar por un infierno regulatorio”, planteó la publicación.
Es que en menos de dos meses, la Superintendencia de Bancos había interpuesto dos denuncias contra el sitio por considerar que éste infringe el artículo 39 de la Ley General de Bancos que prohíbe “a toda persona que no esté autorizada por ley a captar o recibir en forma habitual dineros del público, ya sea en depósito, mutuo o cualquier otra forma”. El mismo artículo, en su inciso segundo, prohíbe “la correduría de dinero o de créditos representados por valores mobiliarios o efectos de comercio, o cualquier otro título de crédito” a personas no autorizadas para tales efectos.
En respuesta, Shea recurrió al Tribunal Constitucional. “El artículo 39 y el 40 de la Ley de Bancos es bastante amplio y arbitrario”, se defiende. Hasta ahora no ha tenido novedades, pero está tranquilo: “Siento que hay una muy buena disposición de parte del regulador. Ya nos juntamos con la fiscalía de la Sbif y llegaron al convencimiento que Cumplo no hace ni captación ni intermediación financiera”.
-Los empresarios y accionistas de bancos los deben odiar…
-No, todo lo contrario, les encanta Cumplo. Entiendo la importancia de los bancos, pero esto es un nicho.
-¿Quién ha sido la principal barrera de este emprendimiento?
-El Estado, por lejos. Mucha gente del gobierno reconoce que Cumplo viene a resolver un problema monumental. Quiero creer que acá hay una secuencia de hechos desafortunados y que fuimos víctimas de la inercia. Hay ciertas industrias que exigen cierta regulación, pero la sobre regulación es tan mala o peor que la no regulación. Esto no es blanco o negro, pero hoy es un gris súper oscuro. Y no sólo en el sector financiero, sino que también en la industria farmacéutica e incluso, en la educación.
Revista Capital, viernes 3 de mayo