18/Jul/2012 Volver
Fuente: El Mercurio
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Gerente de Emprendimiento, Corfo
Esta semana, cerca de 60 actividades a lo largo de Chile promovieron el emprendimiento. Se anunció además que durante el primer semestre se crearon más de 31 mil nuevas empresas. Estas noticias, sumadas a muchas otras, son un reflejo del cambio profundo que está viviendo Chile al abrir oportunidades a quienes buscan un camino propio, sea para mejorar sus ingresos o para cambiarle la vida a otros.
Una preocupación común de los emprendedores, universidades y de quienes trabajamos en este campo, es cómo cuidamos este impulso que apoya a las nuevas empresas. Cómo protegemos este ecosistema que es y será por un buen tiempo, un ambiente frágil.
Desde el Estado podemos jugar un rol clave en promover y apoyar este ecosistema. Pero también podemos ser un freno y dañarlo. Como cuando diseñamos trámites que no consideran a quienes los deben vivir, cuando creemos que los ciudadanos se deben a nosotros los funcionarios, y no al revés, cuando regulamos de más y, por sobre todo, cuando no confiamos en los emprendedores. Cuando nos invade esa sensación amarga de que algo traman y a veces, sin quererlo, tomamos decisiones que equivalen a decidir que ese negocio no es bueno para el país. Porque cuando no aceleramos los procesos, o interpretamos las leyes y normas desde la desconfianza, quienes más sufren son los emprendedores. Ellas y ellos no tienen cómo soportar largas esperas sin recibir ingresos.
En las últimas semanas, hemos leído que la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras ha iniciado un proceso contra el emprendimiento Cumplo.cl, que busca conectar personas que necesitan financiamiento con personas dispuestas a prestarles dinero. Razonablemente esta plataforma llamó la atención del regulador. En buena hora. Sin embargo, los pasos que siguió la SBIF son un ejemplo de cómo podemos dañar nuestro ecosistema. En vez de pedir una explicación razonable y luego esperar que esta empresa hiciera las correcciones necesarias, inició rápidamente un proceso criminal por infracción a la ley de bancos. No me corresponde pronunciarme sobre el fondo, pero sí creo que muchos nuevos negocios podrían surgir en Chile si las empresas establecidas, los bancos, los inversionistas y especialmente si nosotros, desde el Estado, tomamos una actitud de escuchar y entender las motivaciones de los emprendedores.
Todos somos parte de este ecosistema y debemos cuidarlo si creemos en el poder de las organizaciones privadas para resolver los desafíos y problemas de nuestro desarrollo. Si hacemos siempre las cosas de la misma manera, nada cambiará. Pero si queremos que en nuestro país haya más oportunidades para todos, Chile necesita cambiar.